Valoración del estado mental
La evaluación forense de la personalidad y el estado mental puede detectar trastornos mentales con repercusiones forenses.
La personalidad y sus diferencias, son diferencias en la conducta, y esas conductas son la manifestación externa de unos rasgos de personalidad más o menos estables. Son esos rasgos de personalidad los que dan a cada uno de nosotros una manera de ser única, y los que dan a cada personalidad una estabilidad en el tiempo. En cada uno de nosotros dominan unos rasgos de personalidad sobre otros, dando lugar así en función de su intensidad, a diferentes tipos de personalidades que pueden ser determinados a través de una evaluación psicológica de la personalidad.
La evaluación de la personalidad por un psicólogo clínico puede servir para explicar, tratar y modificar conductas, con el fin de prevenir anomalías en el comportamiento que puedan perjudicar nuestro crecimiento personal en los diferentes contextos en los que se debe desenvolver la persona. También la evaluación de la personalidad en el ámbito forense es muy amplia, y dependerá del tipo de pregunta judicial al que tenga que dar respuesta. En ambos casos nos encontramos ante la valoración del estado mental de una persona, en el primer caso la evaluación se realiza con el propósito de llevar a cabo una posible intervención terapéutica, y en el segundo para analizar las consecuencias jurídicas que pueden afectar a la persona implicada en un proceso judicial, con un trastorno mental.
Hoy en día la evaluación de la personalidad en el ámbito forense es cada vez más habitual y se ha extendido a múltiples campos de actuación. Jueces, fiscales y abogados solicitan a los psicólogos forenses informes sobre posibles alteraciones mentales en personas implicadas en procesos judiciales, tanto en autores de delitos, como sobre la predicción del riesgo de violencia futura en personas que ya han delinquido, o la credibilidad del testimonio en víctimas y/o testigos, el daño psicológico en las víctimas, etc.
