Si todo parece que está en mi contra…¿debería quizás cambiar mi forma de pensar?
En ocasiones sentimos como si todo fuese en nuestra contra, parece que todos se hubiesen puesto de acuerdo en que no consigamos nuestras metas, e incluso podemos aceptarlo ciegamente, o sentirnos culpables o merecedores de dichos infortunios y la manera en que nos sentimos. La buena salud emotiva o mental de una persona no se puede atribuir a cuestiones claras, objetivas y verificables a nivel universal, como en el caso de la enfermedad en un cuerpo humano. Nuestra salud emotiva está estrechamente relacionada con nuestra forma de pensar, se apoya más en una convicción, podríamos decir que es una cuestión de filosófica que se apoya en las creencias que rigen todos los ámbitos de nuestras vidas, y que tienen unas raíces muy profundas.
Si fuésemos conscientes de quienes somos realmente, es decir, si pudiésemos salir fuera de nosotros mismos y vernos objetivamente, sin estar condicionados por nuestra propia mente, podríamos solucionar fácilmente muchos de los problemas a los que nos enfrentamos una y otra vez. Me refiero a aquellas situaciones poco agradables que se repiten una y otra vez en nuestra vida, como si las atrajéramos. El origen de esas situaciones que se repiten constantemente, está en el modo erróneo en que las entendemos, catalogamos o deducimos en sí mismas, ya que muchos acontecimientos no son buenos o malos por ellos mismos, sino que lo son desde nuestro punto de vista. Según pensemos, actuaremos, y según actuemos, nos sentiremos de una forma u otra.
Las realidades con las que nos encontramos en nuestras vidas, no son realidades a priori, sino realidades creadas y conocidas por nuestras mentes, que se basan en creencias que a su vez componen esquemas mentales. Estas creencias que interiorizamos a lo largo de nuestro desarrollo, son las que definen quienes somos, son ideas que hemos memorizado sobre cómo es el mundo y cómo debemos comportarnos. Muchas de ellas nos hacen la vida más fácil, pero otras actúan como barreras en nuestro crecimiento personal ya que nuestra forma de pensar condiciona nuestra forma de actuar.
Como cambiar nuestros esquemas mentales
Tras todo lo que nos ocurre en la vida se encuentran los llamados “procesos psicológicos”. Estos procesos explican porqué las personas actuamos y sentimos cómo lo hacemos, y a este enfoque en psicología se le llama cognitivo-conductual. Cuando hablamos de terapia cognitivo-conductual, nos referimos a una forma de trabajar sobre aspectos cognitivos para conseguir un cambio significativo y profundo en la conducta. Ésta terapia se basa en la modificación de los esquemas de nuestro pensamiento a través de diversos métodos que nos ayudan a dentificar nuestros patrones de pensamiento y a ser conscientes de como influyen en nuestras vidas, para de ayudar a las personas a generar alternativas cognitivas más adaptativas y funcionales.
De esta forma se pueden modificar las creencias, actitudes y puntos de vista que ya no nos están funcionando. Se conseguirá que podamos pasar a interpretar las cosas de otra forma gracias a un cambio en nuestra forma de pensar, y a que nos planteemos objetivos y expectativas diferentes. Con las modificaciones de nuestras creencias haremos que aparezcan nuevos hábitos y que desaparezcan aquellos que ya no nos son útiles y que nos generan malestar. Por lo que es la propia persona la que se involucra en nuevas experiencias, iniciativas y tareas que le aportan satisfacción personal, en las que no se hubiera involucrado si se hubiese quedado anclado en su viejo sistema de creencias.
Aspectos habituales que precisan modificación cognitiva
- Distorsiones cognitivas
- Pensamientos negativos automáticos
- Sobregeneralización
- Pensamiento dicotómico