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violencia de genero

La prueba pericial en casos de violencia de género

Valoración del daño psíquico en víctimas de violencia de género

La Violencia de género es “una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas por sus agresores carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión y que tiene como resultado un daño psíquico, sexual o psicológico” (L.O. 1/2004 28/12), e incluye todo acto de violenciá física y psicológica que reciben las mujeres por parte de los hombres con los que han convivido o con quienes siguen manteniendo una relación (art.1.3º).

Esta violencia puede ser por lo tanto física, sexual, o psíquica, pero es importante comprender que tanto la violencia física, como la sexual puede provocar secuelas no solo a nivel físico, sino también a nivel emocional. Es por ello que a la hora de evaluar la violencia psicológica en la víctima lo haremos teniendo en cuenta tanto los aspectos de la violencia psicológica como procesos en sí (coacciones, amenazas, humillaciones, etc.), como los derivados de las agresiones físicas y sexuales.

La violencia psicológica es muy común es estas situaciones y más difícil de identificar que la violencia física debido en primer lugar a que no deja un rastro “objetivo” y además a que es una violencia más sutil, más difícil de percibir, detectar, valorar y demostrar. Es por ello que en muchas ocasiones las víctimas no son conscientes de ella y en otras son conscientes pero tienen miedo a que no las crean cuando expliquen su situación.

Señales de posible violencia física a partir de violencia psicológica

El peligro radica en que la violencia psicológica puede ser un anuncio de la violencia física. Diversos autores identifican las siguientes conductas como las más habituales de violencia psicológica contra las mujeres:

  • Abuso verbal; rebajar, insultar, ridiculizar, humillar, juegos mentales e ironías para confundir a la víctima, poner en duda su credibilidad cuestionando su cordura.
  • Abuso económico; impedirle trabajar, controlar sus finanzas, imponerle castigos monetarios, hacerle pedir dinero, solicitar de forma extrema la justificación de los gastos, ponerle un presupuesto límite, etc.
  • Aislamiento; vigilancia continua, control abusivo de su vida, impedimento y críticas al hacer amistades, apartarla de de miembros familiares o personas de apoyo, etc.
  • Intimidación; asustarla con miradas, gestos o gritos, arrojarle objetos, romper cosas, mostrarle armas, cambios bruscos y desconcertantes de ánimo, mostrar irritabilidad exagerada por cosas sin importancia, etc.
  • Amenazas; de herir, matar, suicidarse, llevarse a los niños, dañar a animales domésticos, amenazar con echarla o irse él.
  • Desprecio y abuso emocional: tratarla como inferior, tomar decisiones importantes sin consultarle, utilización de los hijos, denigración intelectual, como madre, como mujer y como persona.

La prueba pericial para demostrar el daño psíquico a través de las secuelas psicológicas

En los casos de violencia de género la justicia se enfrenta a una cuestión tan difícil como probar los hechos que constituyen el delito. Debido a que en la mayoría de los casos solo se presenta la declaración de la víctima como testimonio de los hechos, será necesario que dicha declaración se vea apoyada por un informe psicológico de credibilidad del testimonio, en el cual el psicólogo forense llevará a cabo un detenido análisis del testimonio de la víctima. Esto es debido a que a pesar del gran paso que dan las víctimas para llegar al procedimiento judicial, paso que en muchas ocasiones viene motivado por la insistencia de la red de profesionales que las atienden, su testimonio no es suficiente, ya que la justicia debe cumplir con unas libertades y garantías.

En este sentido cobra importancia la figura del psicólogo forense, que puede actuar como perito aportando datos objetivos a través de una valoración coherente, clara, que explique a través de la prueba pericial psicológica y de forma clara a los intervinientes en el proceso, las consecuencias emocionales, cognitivas y del comportamiento de las víctimas de violencia psicológica. Aquí la prueba es necesaria para probar la existencia de un posible daño psicológico, a pesar de la dificultad que ello supone, a través de la valoración de secuelas psíquicas.

Importancia de la participación de las víctimas en programas terapéuticos

En muchos casos las víctimas utilizan la negación, la minimización y la culpabilización como herramientas para afrontar la situación en la que se encuentran inmersas. Sin embargo estas estrategias no son adecuadas, ya que le imposibilitan ver la situación en la que se encuentran de forma objetiva y en consecuencia plantearse una salida a la misma, quedando atrapadas en una espiral de sufrimiento.

Debemos recordar que este tipo de herida es la más dolorosa, grave y difícil de olvidar para la víctima, por lo que es de suma importancia la participación de la víctima en programas específicos de ayuda terapéutica para víctimas de violencia de género por un tiempo determinado, con el fin de dotarla de las herramientas psicológicas necesarias para afrontar su futuro con la mejor calidad de vida posible, pasando así de víctima a superviviente.

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